viernes, 6 de marzo de 2009

Pintándole las uñas a Marilyn Monroe

Centro de Medellín, seis de la tarde. Rostros de todo tipo sin un rumbo fijo, pasan por las transitadas calles, mientras carros, buses, motos y bicicletas aún no los notan. El sol ya cumplió con el turno del día y el despejado cielo le grita a las personas que ya está por empezar la noche del sábado. Teatros, bares, billares y las discotecas de salsa más solicitadas, encienden sus luces y le suben el volumen a la música para que comience el espectáculo.
Bar “El Guanábano”, Parque del Periodista, siete de la noche. Todas las personas se van acercando para recibir gratis la cuarta edición del periódico “Universo Centro”, que mensualmente entretiene y deleita a su gente, mostrando las diferentes facetas del Centro y sus extraordinarios lugares para visitar. Dejando claro que el Centro de la ciudad es un lugar donde “la pinta” o tu forma de ser, siempre será respetada y lo principal, es que hay planes de todo tipo… ¡Encuentra lo que sea!
Mientras comienza la verdadera fiesta, de esta cuarta edición, en el segundo piso del Bar, en un cuarto pequeño de paredes amarillas con algunas baldosas se encuentra Él, arreglándose una noche más para ser hoy el centro de atención en el Centro de la ciudad; vestido rojo cereza, maquillaje impecable tipo Hollywood, lunar negro, peluca mona con peinado elegante de los años 60.
Lo único que falta… las uñas rojo cereza que combinen con su brillante vestido corto, que Él, hoy Marilyn Monroe, no ha podido pintar seguramente por el nerviosismo del show que hará. Cuando entro y toco sus manos para pintarlas, ellas revelan el gran secreto que guardan sus ojos cansados por los cincuenta años de vida, pero apenas pinto la primera uña, la delicadeza de Marilyn Monroe sale a flote exigiendo que la tercera uña de la mano derecha quedó mal pintada y que es mejor que le dé una segunda capa. Después de una breve secada agitando las manos, se encuentra lista para deslumbrar y demostrar, que el Centro es un “Universo único”, donde cada día se vive una experiencia diferente.

jueves, 19 de febrero de 2009

“Leche algodón”

Mientras amanece, el olor a menta fresca va cubriendo todos los rincones del planeta, como siempre el día comienza con un buen chiste. Ella huele hoy a dulce de leche caliente, supongo que su noche fue algo especial, el color de hoy es… violeta algodón. Después de comerse su ensalada de tomate con avena se va para el teatro a trabajar, revisa la herida de su pierna y no hay leche, se ha congelado, el viento frio de anoche la curó.

Camino al teatro ve a doña Marta recoger del piso los restos de su nuevo saco algodón comprado en un almacén de la calle 5 ¡vieja bruta! el cielo despejado le grita que hoy pude irse volando. Pájaros de gomitas de todos los colores se le acercan a saludarla y desde arriba ve mucha leche, a Hernán el panadero de la esquina lo están atracando, solo ve leche, le gusta y sigue. El teatro huele a gelatina de fresa con un poco de coco. Ya es medio día; llega Lola su profesora de canto, Ella se camufla en las tablas hoy no quiere cantar. A las 3 empieza la magia, su olor a galleticas de jengibre no le gusta, huele a niña buena. Después de un agradable rato de observar la vida de dos o mejor tres personas se va a volar.

Comienza la tarde que expide un humeante olor a canela y pasitas, mas leche, eso la divierte, por eso vuela, observando todas las leches que hay en el mundo. Ella piensa que el tipo de leche depende de que tan bien huela la persona, hoy sólo ve leches agrias y una de vainilla. Sube a la montaña de plástico amarillo más grande de todas, desde ahí mira a esos hombres hablando, siempre hablan, no le importa el mundo los necesita, el sol huele a miel, se pone su sombrero verde algodón. Se aproxima la noche al igual que sus ganas de volver a casa para recibir el olor de las azaleas que llegan a las 9 en punto.

Se pone su piyama naranja algodón y prende una cajita color leche algodón donde salen unas voces gloriosas que todas las noches le cantan para que Ella pueda dormir y sentirse placentera. e